Una programación tan corta se debe a una insuficiente y tardía disposición presupuestaria, que llegará incluso más allá de aprobar el presupuesto municipal para 2024
Los socialistas quieren más exposiciones en Santa Catalina que hoy por hoy se reduce a tres en 183 días, de finales de abril a finales de octubre
No le hace falta al Ayuntamiento de Badajoz imitar el ejemplo de la Junta para mantener cerrado el Museo del Carnaval (que así sigue). El propio consistorio se basta solito para que del Espacio Cultural Santa Catalina no cuelgue ningún cuadro durante seis de los doce meses del año. Y todo ello por reiteradamente no tener a tiempo la partida presupuestaria disponible que posibilita que este edificio acoja más muestras de arte. Además, critican el bajo presupuesto con el que cuenta y que, a pesar de ello, se hace un buen trabajo. Sin duda las tres exposiciones de 2023 (de Mon Montoya, Carlos León y Juana González) tuvieron una más que aceptable respuesta del público y es una pena que se pierda la posibilidad de ampliar la presencia de más artistas sacándole más provecho a este edificio tan singular.
Es el segundo año que se repite esta situación de los tres que lleva abierta la iglesia como proyecto Arteria. Es prácticamente mayo cuando empieza el periodo de exposiciones.
Es evidente que el panorama municipal expositivo es desolador: con el Museo del Carnaval cerrado a cal y canto (lleva 98 días); con el área expositiva temporal del Museo de la Ciudad “Luis de Morales” donde cabe de todo y es sobre todo un desahogo a las actividades paralelas de las concejalías; y, el Espacio Cultural de Santa Catalina, que, si bien acoge muchas otras disciplinas artísticas, algunas tan relevantes como el II Festival Internacional de Música de Extremadura, lo cierto es que la programación para exposiciones es excesivamente corta, como su presupuesto, a lo que se suma el retraso en la entrada en vigor, que se prolongará más allá incluso de la aprobación de las cuentas del Ayuntamiento para 2024.
Para los socialistas, la gestión deja mucho que desear y haría bien el concejal de Cultura en implicarse más y ser más ambicioso para resolver estas cuestiones técnicas que dañan el necesario impulso a la cultura donde la calidad, singularidad y oportunidad son trascendentales. Sin duda, el relevo de edil al frente de la delegación de Cultura no ha significado un cambio a mejor, más bien es un digno sucesor de la anterior concejala cuyo fuerte no era precisamente la innovación cultural. Se aprecia estos meses que J. A. Casablanca es más de Ferias y Fiestas, a pesar de los disgustos, que de Cultura.