De la cabezonería y, sobre todo, de la incapacidad de gestión que impide año tras año aprobar las cuentas antes del 31 de diciembre
Ni proponiéndoselo, ni maquillando los números, ni con un papel acostumbrado a soportarlo todo, ni con ingresos extraordinarios del Gobierno de España, el equipo del PP logra confeccionar el presupuesto a tiempo
El alcalde de Badajoz, siempre magnánimo consigo mismo, ha inventado una nueva modalidad de presentación de presupuestos: el avance parcial de los mismos antes de que caiga la última hoja del año. No puede presentarlos completos antes de fin de 2024 por incapacidad propia y de su equipo, pero su cabezonería le hace dar números que pueden ser o no ciertos finalmente cuando se presenten las cuentas verdaderas, pero él ya ha salido de una u otra manera antes del 31 de diciembre, que es lo que le importa.
Empezar el año con nuevos números nunca ha sido una prioridad ni una preocupación, ni para este alcalde, ni para los dos anteriores. Pero no se trata de eso, se trata de incapacidad técnica para hacerlos a tiempo. Y si esto no se logra, nada de los demás objetivos presupuestarios responden a una analítica seria. Es lo que ha ocurrido con el anexo de inversiones del presupuesto de 2024 del que no se ha invertido nada. Y hoy ha salido el alcalde sin concretar fecha final de presentación y sin pasarle ni un papel a la oposición municipal, al menos al PSOE, principal grupo por número de munícipes. Resulta sorprendente para los socialistas que, hasta ayer, el regidor aseguraba que el presupuesto de 2025 se iba a presentar antes de fin de año. Era el único que pensaba que iba a estar a tiempo. Puede que incluso él tampoco, dada la facilidad que tiene para faltar a la verdad. Y en su erre que erre, hoy nos ha obsequiado con una nueva modalidad por cabezonería: adelanto de cuatro datos del presupuesto para matar el gusanillo y poder decir que algo han presentado a tiempo, aunque no sirva de nada y puede que no sea verdad.
Al Grupo Municipal Socialista le parece un presupuesto poco expansivo si finalmente se queda en 146 millones de euros y que se fía en exceso a la venta de parcelas para hacer inversiones. Unas inversiones que menguan ante el importante coste que acarrean a las arcas municipales las continuas privatizaciones que dejan poco margen de maniobra para mejorar la ciudad.